Carlos Mugica cuyo nombre
completo era Carlos Francisco
Sergio Mugica Echagüe, fue un sacerdote argentino vinculado al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y a las luchas populares de la Argentina de las décadas de
1960 y 1970. La mayor parte de su labor comunitaria tomó lugar en la Villa de
Retiro, que extraoficialmente lleva su nombre. Fue el fundador de la parroquia Cristo
Obrero. Nació en Buenos Aires el 7 de
octubre de 1930. Fue hijo de un político conservador y de una mujer de familia
adinerada (Adolfo
Mugica, el padre de Carlos, fue diputado conservador entre 1938 y 1942 y
posteriormente, en 1961, ministro de Relaciones Exteriores, durante la
presidencia de Arturo Frondizi. Por otra parte su madre, Carmen Echagüe,
pertenecía a una familia de ricos estancieros bonaerenses).
En 1954 comenzó a trabajar fervientemente en la asistencia de familias
empobrecidas desde la parroquia de Santa Rosa de Lima, en la ciudad de Buenos
Aires, sintiéndose progresivamente cercano al movimiento político denominado
peronismo y al accionar revolucionario de Ernesto Che Guevara y de Mao Zedong.
Finalmente, se ordenó
como sacerdote en 1959, pocos años después de haber participado –según sus
propias palabras- "del júbilo orgiástico de la oligarquía por la caída de
Perón".
En noviembre de 1957 escribió su primera obra: El católico frente a los partidos políticos para
la revista del Seminario. El compromiso con los pobres comenzó a acentuarse y
comenzó a integrar grupos misioneros en diferentes puntos del interior del
país.
Tras
ocho años de estudios, fue ordenado
sacerdote el 21 de diciembre de 1959. Acompañó a monseñor Iriarte, su
antiguo párroco, y ahora obispo de Reconquista, al Chaco, y allí descubrió
el subdesarrollo y la pobreza, lo que constituyó un segundo shock para su vida.
El año 1968
fue decisivo en la vida del padre Mugica. Viajó a Francia para estudiar
Epistemología y Comunicación Social; profundizó su amistad con el padre Rolando
Concatti –uno de los fundadores del Movimiento
de Sacerdotes para el Tercer Mundo- y viajó a Madrid, donde conoció al
General Juan Domingo Perón.
Su presencia en los medios de comunicación se hacía cada vez más
frecuente y su figura cobró cada vez mayor notoriedad. Incluso fue notable la
cantidad de personas del ambiente televisivo que empezaron a frecuentar la
villa.
La
ola de violencia que afectaba al país lo llevó a reflexionar sobre la violencia
institucionalizada y la violencia revolucionaria. Por este tiempo el Padre
Alberto Carbone, ex compañero de Mugica en la JEC, es encarcelado injustamente
por el asesinato del general Aramburu (su parentesco con el obispo Juan Carlos
es sólo ideológico). La encendida defensa que hizo Mugica del P. Carbone y el
conocimiento de miembros de la Organización Montoneros, además de su actitud
“poco clara” sobre la violencia, lo llevó también a ser él encarcelado.
En 1974
apareció el disco "Misa para el Tercer Mundo", en el que el Grupo
Vocal Argentino cantaba –sobre textos escritos por el propio Mugica– ritmos
argentinos, africanos y asiáticos. Como premio, tiempo después, un hombre poco
afecto al arte y a la generosidad, el ministro del interior de Isabel Perón
Alfredo Rocamora, mandó destruir miles de ejemplares de esa obra.
Las
amenazas de muerte se multiplicaban sobre la humanidad de Mugica. La revista
seudoperonista, "El Caudillo", se preguntaba –con una sorna no exenta
de estupidez– si "está al servicio de los pobres o tiene a los pobres a su
servicio", a la vez que lo acusaba –con la misma supina estupidez– de
"bolche".
El 11 de
mayo de 1974, el padre Carlos Mugica cumplió con
algunas de sus rutinas habituales. A las ocho y cuarto de la noche, murió asesinado a balazos, inmediatamente después de
celebrar misa en la iglesia de San
Francisco Solano, en Villa
Luro.
El crimen se atribuyó a la organización de derecha conocida como Alianza
Anticomunista Argentina, aunque judicialmente jamás fue esclarecido.
Una manera
infame de acabar con la vida de un hombre digno, que siempre respetó antes que
nada su mandato interior, ese que nacía de su pueblo y que se prolongaba luego
en su propia voz.
El sacerdote fue enterrado posteriormente en el cementerio de Recoleta, hasta
que en 1999, en un acto de justicia, sus restos fueron trasladados a la
Parroquia Cristo Obrero, en el Barrio Comunicaciones, donde amó y fue amado sin
condiciones, que hoy –tiempos crueles- es conocido como la Villa 31.
Desde entonces, Mugica, para contradecir a sus asesinos, habita en un
territorio del que jamás será desalojado: el corazón de su pueblo. Un lugar que
comparte con muy pocos, entre los que pueden contarse sus amados Juan Domingo
Perón, la abanderada de los humildes, Evita y el también mártir obispo de La
Rioja, monseñor Enrique Angelelli.
Un gran hombre... Muy generosa la familia, no?
ResponderEliminarI need to know about Mugica's years as a teacher in the Villa Devoto school. Where can I find out about how long he taught there and what he taught? please email: aline_c_andrade@yahoo.com
ResponderEliminarMuy impresionante su vida !!!! Recién se verán los frutos ....
ResponderEliminarDescanse en Paz gran hombre¡¡¡
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